"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



miércoles, 19 de febrero de 2014

Síndrome - Café

Hay lugares que le recuerdan a uno el sentido de la vida y el Síndrome- Café siempre ha sido para mí uno de esos sitios. ¿Por qué? No tengo idea... Sólo sé que el espacio me invitó hace 18 años, como me ha invitado ahora, a expresar con soltura todos los matices de mi alma.

Es como un nido en el que se vale expresarlo todo: enojo, rabia, dolor, amistad, sensualidad, alegría, amor, desacuerdo, asombro, placer, miedo, libertad.... Todas las emociones que dan impulso a la vida, sin etiqueta, sin bueno ni malo, sin reparo, sin sombras ni culpas.

Es posible que sea la luna, que se une a la fiesta nocturna del síndrome, colándose curiosa entre las ramas de los árboles que forman la cúpula de su escenario central...

Es posible que sea la música, tan distinta, tan variada, tan nueva y tan vieja, tan íntima y tan extraña, según van fluyendo con las horas...

O quizá sea la gente que lo concurre, colmenas de desconocidos hechos uno contigo al pretexto de una copa, de una rola, de un comentario sagaz o una mirada de complicidad...

O el cantinero, que pone los tragos a la Europea: rápido y bien servidos...

Pude que sean los dueños que presiden generosamente la fiesta, al pendiente de todos los detalles que integran el ambiente...

Incluso hay quienes dicen que es más bien el café que sirven por las tardes, lo que le da su toque...

Probablemente es la leyenda... la leyenda de todo lo que puedes ser y hacer en el Síndrome, de las incontables noches para recordar que gente tan distinta y tan distante, hemos coleccionado en ese espacio. Esa sensacióncilla alentadora que te queda la mañana siguiente, en la que estás por cierto que TODO VA BIEN y hay que disfrutar la vida, como viene, como va, como es: Muriendo mil veces, renaciendo otras mil... perdiéndonos y encontrándonos; encogiéndonos y estirándonos a conveniencia de la gran sinfonía.