"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



domingo, 12 de septiembre de 2010

Desvelados

Pasar una noche en vela charlando con un buen amigo, disfrutando un buen vino y buena música, es en sí misma una experiencia placentera. Lo es también aplazar las horas de sueño cuando se arma una buena fiesta y puedes bailar con la luna toda la noche y dar la bienvenida al sol entre copas y chistes. Lo curioso es que, los efectos de este tipo de desvelos resulten también placenteros.

Es muy probable que me encuentre sola en esta afirmación, ya que lo común tras una noche de parranda, del tipo que sea, es pedir perdón al día siguiente por todos nuestros excesos y prometer sobre el fuego no volver a hacerlo. Así que, con la certeza de que mi declaración confirmará mi fama de alien inadaptado, les confieso que yo disfruto mucho las mañanas que siguen a una noche de grato desvelo voluntario.

Dados mis horarios de trabajo y obligaciones de madre de dos pequeñajas llenas de energía, sigo “en vivo”, como decimos acá, todas mis actividades después de la fiesta. Sólo un baño un poco más prolongado de lo usual marca la diferencia entre un arranque de mañana normal y uno que sigue a la juerga. Mi estado de ánimo y mental mientras sigo mi programa de actividades, es sin embargo muy diferente; ejecutar cada acción en cámara lenta le da tiempo a mi mente de apreciar y descubrir detalles que en la velocidad habitual pasan desapercibidos, transformando la rutina de mis días en una vivencia renovadora. Me gusta pensar que es como si diera “restart” a mi vida y todo en ella arrancara con nuevo impulso y mayor orden. Aún cuando los hechos en sí no cambian y las variables se mantienen, de pronto parece que los problemas no son tan abrumadores, ni los trabajos tan trabajosos.

Es muy probable que yo lo mal entienda y esta frescura post desvelo, no se deba al desvelo en sí sino al buen rato que lo propicio; me pasa a menudo eso de equivocarme e importa poco. Mucho importa sin embargo, aprender a descubrir esos placeres que le renuevan a uno la vista, la mente y la vida para procurarles siempre un rato en la agenda. Cada uno tiene su modo  de refrescarse y por lo general es simple propiciarlos.

Caer en la trampa de saltarnos los ratos de esparcimiento bajo pretexto de tener demasiado trabajo, demasiados problemas o abrumantes preocupaciones sólo contribuye a volverlo todo mucho más confuso y pesado de lo que en realidad es. Regalarse un buen rato en cambio, pone todas nuestras penas en perspectiva y nos ayuda a descubrir que el panorama general de nuestra historia, la famosa “big Picture”, es mucho más hermosa y divertida de lo que nos habíamos percatado.

Así que ya saben tan sagrado como el tiempo de trabajo, es el tiempo de relajo.


3 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo en tu penúltimo párrafo.Saludos.

    ResponderEliminar
  2. tomar la vida de un sorbo abundante y reconfortante, rebanadas de dias, que sabor tendra hoy?

    ResponderEliminar
  3. Supo un poco picante, porque hubo dolor; un poco insípido porque hubo que hacer algo que no quería; un poco dulce porque me confirmaron una buena noticia; muy jugoso porque lo compartí con mis amigos

    ResponderEliminar

Y tu, ¿qué cuentas?