"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



viernes, 9 de marzo de 2012

Hablando de hombres... entre mujeres

La hombría se define como el conjunto de cualidades positivas, que se consideran propias del hombre, tales como el valor y la entereza...

El valor en este contexto se define como la cualidad del valiente, adjetivo que se aplica a áquel que demuestra ser esforzado, decidido y vigoroso. Mmmm suena interesante...

La entereza es concebida como integridad, fortaleza, firmeza de ánimo, rectitud e irreprochabilidad... MAJESTUOSO...

La feminidad por su parte, es definida como el conjunto de CARACTERISTICAS, propias de la mujer o de lo que es femenino, sin citar en específico de cuáles hablamos... como diría Jeaninne Zambrano, ya de entrada nos encontramos con un problema epistemológico.... somos definidas simplemente como "lo otro".  No es de extrañar por tanto, que gran parte de la lucha por la liberación femenina, haya traido consigo la necesidad de adueñarse del concepto claramente definido de lo masculino, siendo esta conquista de alguna manera, una forma de hacer valer la existencia femenina en un mundo de privilegios y virtudes masculinas...

Lo que yo me pregunto es... ¿ se sentirán muchos hombres desposeídos de sus viriles cualidades ante la conquista libertaria de las féminas? ... ¿ O será posible que las propias mujeres, en el temor de perder ese triunfo, hemos polarizado la masculinidad reduciéndola a lo opuesto de lo que ahora nos define como género? ... No lo sé, la realidad del mundo es muy basta, existen a lo largo y ancho de nuestro planeta, un universo de situaciones diversas respecto a la percepción de los géneros, sus derechos, obligaciones y atributos... Sin embargo es cierto que una parte importante de la actual sociedad masculina, se manifiesta "adolescente" y debilitada... poco definida, poco valerosa y entera... apatica, quizá podríamos decir que desmasculinizada.

Yo soy madre de dos niñas, pero muchas veces me pregunto, si fuera madre de un varón ¿cuál debería ser mi proceder, para ayudarlo a desarrollarse plenamente en la asumción de su virilidad, considerando las definiciones tomadas al inicio de este escrito?... Intuyo que la respuesta es la unidad, finalmente es un hecho que todos llevamos por dentro, el código de acción que nos permite construir nuestras vidas con plena felicidad. Todas las acciones orientadas a propiciar que un niño sea fiel a sí mismo, deribarán en el correcto desarrollo de todos los elementos de su ser: su cuerpo, su mente, su emotividad y su espíritualidad, por consecuencía su hombría o su feminidad según sea el caso... en una palabra la plenitud de su único ser.

Mucho más profundo e importante que ser hombres o mujeres con todo lo que supuestamente se espera de la naturaleza de nuestro género, la clave es conquistar nuestra plenitud humana, eje vector de la realización personal y social definitiva. Y esta reflexión me la digo sobre todo a mí misma... la próxima vez que me queje por toparme ante un varón empedernido, macho o insulso, trataré de pensar primero que eso que percibo es de alguna manera contraparte de lo que yo estoy provocando; después recordaré que su problema no está en su género... simplemente estoy ante otro ser humano desconectado de su ser, como muchos lo estamos en etapas cortas o largas de nuestra vida. Probablemente así empezaré a atraer hombres más armónicos a mi vida... empezando por mi.



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