"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



martes, 28 de febrero de 2012

Ronda de ángeles

Mi querido tío Celso dice que mientras los jóvenes son una inyección de energía, los niños son una bendición de vida. Tengo la fortuna de ser madre de dos pequeñitas hermosas que confirman esta afirmación, y en estos meses desérticos lejos de ellas, la bendición en forma de niño me ha llegado a través de los hijos de mis amigas.

Dyer recomienda mantener la armonía con la Fuente de Vida, colocando instantáneas que representen situaciones hermosas, en los lugares de trabajo y vida cotidiana, a fin de siempre contar con elementos que nos recuerden, lo magnificamente abundante, bondadosa y generosa que es nuestra existencia.

Mi trabajo en este tiempo es intinerante y mi hogar está en proceso de construcción, así que con el fin de no olvidarme nunca de los hermosos momentos que han nutrido mi historia gracias al contacto con estos niños, he decidido hacer algunos retratos escritos de mis tiernos angelitos, para llevarlos a todos lados conmigo. Las instantáneas revelarán por sí mismas, que no tienen ningún orden de importancia, simplemente seguiré un órden alfabético para saber por dónde empezar:

Alex

Alex es un estilizado angelito de rubios cabellos y ojos de estrella, que disfruta su elevada condición saltando de nube en nube y regalándo a su madre plumas blancas con las que acaricia su alma, siempre que su guerrera progenitora se encuentra afligida y necesita una caricia divina que le infunda ánimo. Es rápido como la luz, cálido como los rayos del sol y poderosamente lleno de paz. Alex me ha hecho compañía algunas tardes en una torre altísima perdida en algún monte del Bajío, cuando visitando a su madre me ha regalado graciosamente, la energía de su vaporosa presencia...

Emilio

Si el pequeño Emilio se convirtiera en un artefacto, sería sin duda un cascabel, pues reune todos los atributos de tan festivo objeto: Es brillante, astuto, alegre, coqueto y traviesón... Como aún es muy pequeño habla poco con palabras, pero se vale de pícaras miradas y graciosos gestos, para siempre salirse con la suya. Podríamos decir que es como esos ladrones elegantes que salen en las películas de época, tan seductoramente sinvergüenzas, que sin importar lo que te quiten, siempre te dejarán con una amplísima sonrisa y buen sabor de boca. Emilio es una pequeña esfera de energía cargada de música y sonrisas... instantes perfectos de alegría pura en forma de niño...

Fer

El viejo oeste había sufrido siglos de penurias, porque no había llegado la valiente vaquerita Fer, con su corazón gigante, a salvarlos y brindarles un mundo más justo.  La pequeña Fer, aprendió a proteger y llenar de cariño a sus seres queridos, mucho antes de aprender a andar y ni se diga a hablar... Fue privilegiada con un sexto sentido, que le permite llegar siempre a tiempo para defender a sus primos, amiguitos e incluso verdolagones tíos consangüineos y postizos, de cualquier amenaza física o sobre natural que los asolara. A mí por ejemplo, me cubría con sus tiernos bracitos para evitar que la tristeza me sometiera y me daba esperanza de pupila a pupila, mirándome con ternura directamente a los ojos, hasta estar completamente segura de que su mensaje había sido comprendido. "Todo está bien Chiu" me decía con sus castaños ojos de dulce luz... "no hay por qué preocuparse"... Y Fer la vaquerita, nunca se equivoca...

Iñaki

Mientras el lejano oeste es protegido con celo por mi tierna vaquerita, la ciudad puede dormir tranquila, Súper Iñaki está siempre atento y vigilante, dispuesto a poner todos sus superpoderes al servicio del universo. Y es que no hay ser con mayor  fuerza en esta vida, que aquél que tiene la absoluta certeza de poder hacer TODO lo que se propone. Este coqueto pequeñín lo tiene claro y por eso no hay obstáculo capaz de bloquearle el camino. Es increíble la fuerza que puede irradiar un chiquitín de escasos cuatro años y lo mucho que su serena determinación puede enseñar a quienes ya llevamos casi cuatro décadas andando. 

Juan Pablo


Pensar en Juan Pablo es recordar al sol y todos sus atributos, pues al igual que el astro mayor, este fascinante niño transmite con su ser una suerte de sabiduría atemporal, digna de sorprender a muchos. Luminoso, magnánimo, cálido y preciso... Compartir una tarde con Juanpis es tan agradable, como un buen baño dorado en la playa: Restablece la ruta, al tiempo que proporciona un amoroso descanso. Mente sagaz y lengua dorada... escucha, procesa y expresa, creando siempre elocuentes maneras de compartir su sentir con quienes le rodean y para mí fue una suerte estar cerca...


Samuel

Cualquiera que necesite aprender la alegría de vivir, debería pedir una cita con Sammy, quien con su enorme sonrisa podría enseñárselo en una sola mañana. Y es que este hermosísimo pequeño, sonríe con toda el alma, ama estar con la gente y regalar dicha a quienes comparten su espacio con la absoluta pureza de su ser y ésta es tan grande que parece que el enojo o el mal humor no se inventaron en su sistema y mira que si hay alguien que deba esforzarse por andar en esta vida, es el joven Samuel sin duda alguna. Yo por eso siempre que me canso o empiezo a coquetear con el enojo, cierro los ojos y evoco la cantarina sonrisa del bello Sammy... remedio infalible para aferrarme a la alegría.
Y habiendo terminado los retratos de estos jóvenes ángeles que me han aligerado el camino, confirmo que cada niño en este mundo es auténtica bendición de vida y cada padre y madre que tienen el valor de traer un chiquito al mundo, no sólo llenan de luz su existencia, están con este acto, alumbrando la historia de muchos de los que comparten su viaje, aunque sea por ratos...



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tu, ¿qué cuentas?