"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



domingo, 5 de febrero de 2012

Agua mágica - Final

Alguna extraña reacción hormonal parecía haber afectado al auto fugitivo, pues aún cuando pudimos encontrarlo fácilmente a la luz del día, no hubo forma de que nos permitiera el acceso. Llamamos a cuatro especialistas, mismos que llegados de lejanas tierras, y con las más innovadoras técnicas, intentaron persuadir al auto de que se abriera, sin conseguir nada.

Cinco largas horas pasamos en consulta con los sabios abre-coches, pero nada se consiguió. Los chicos, veían angustiados pasar las horas del día sin progreso, acariciando con la mirada todas sus pertenencias confiscadas en el interior del caprichoso auto. La situación abrumaba a uno, por que sus padres lo esperaban en casa desde hacía dos horas; al más jóven, porque todos sus elementos de trabajo estaban en el coche, imposibilitándole cualquier huída de regreso a casa.

El hombre mayor mientras tanto, dormía plácidamente en la playa, protegiendo su cuerpo dentro de una pequeña tienda, que los circunstanciales amigos de farra, prestaron amablemente... Su sueño pudo haberse prolongado por muchas horas en aquél lugar, pero uno de los terratenientes de esa playa, encontró incómoda su presencia y lo hizo despertar, echándolo sin miramientos de su cacho de arena. Hinchado de sueño y calor, se acercó tambaleante a donde los otros tres nos encontrábamos tratando de solucionar nuestro problema automovilístico. Justo cuando los alcanzó, la mujer vieja había podido ubicar el lugar donde se encontraba la llave mágica, única capaz de solucionar la cerrazón hormonal del escurridizo automóvil. Un Elfo amigo, había ofrecido llevarla hasta el lugar.... sin embargo, la llave mágica y el Elfo mensajero, se encontraban a otras cinco horas de distancia. 

 Sabiendo ya que no había más solución que esperar otras cinco horas, el chico al que sus padres aguardaban, decidió tener paciencia, mientras que el hombre mayor y la mujer vieja optaron por disfrutar la vista y sonido del mar un buen rato más.... esto, ante la frustrada rabia del más jóven, que en ese momento se resistía con claro aspaviento, al cruel destino de espera, cambio de planes y alteración de su tiempo de trabajo. Y encima, tendría que mandar al higado en crudo toda su rabia, pues ninguno de los otros tres estaban dispuestos a hacerle eco... Por el contrario, el hombre mayor parecía ni siquiera notar su angustía, entregado plácidamente a la contemplación de las olas, se refrescó con una cerveza, pidió con gracia le ataran una hamaca en la sombra y volvió a dormir arrullado por el canto del mar. La mujer vieja, decidió también refrescarse con una cerveza y explorar la playa con largas caminatas recogiendo a su paso piedritas multicolores... El más cercano en sentimientos a nuestro chico frustrado, era su amigo paciente, que si bien no disfrutaba la espera, hábilmente decidió sufrirla lo menos, enfundando sus oídos con la música de su móvil.

Es bien sabido, que cuando peor te sientes, el universo conspira para molestarte más.... aunque suene trillado, es ley de la atracción pura y como cualquier ley física, siempre se cumple, así que en el lapso de esas largas horas, miles de moscas se pararon en la cara del más joven, todos los pordioseros limosnearon su caridad, cientos de mercantes le llevaron a ofrecer sus productos y todas las chicas hermosas del lugar desfilaron frente a su silla, presumiendo frescas conquistas por el brazo. Arrollado por esta avalancha de eventos desagradables, el más jóven empezó a sudar hormigas rojas, quienes hipnotizadas por la energía contraria a su creador, que pululaba en el ambiente, traicionaron su origen y comenzaron a picarlo sin compasión. El más jóven, hinchado por las diez mil punciones de hormigoso veneno, empezó a elevarse del piso amenazando con explotar... afortunadamente en ese momento, apareció el Elfo con la llave mágica y pudieron regresar a casa. La alegría de una espera concluída, trajo consigo bombazos de endorfinas irrigados a todo el cuerpo de nuestro joven amigo, lo suficientemente potentes y sanadoras, como para neutralizar veneno, hinchazón y poder regresar al suelo.

Con diligencia el hombre mayor, el más joven y el Elfo subieron al auto emprendiendo el anhelado regreso... El chico paciente y la mujer vieja, debieron quedarse un rato más en la playa, pues los padres de éste, cansados de tantas prórrogas para su regreso, habían decidido ir por él personalmente. Fue una espera corta, cuarenta minutos más tarde, los padres del chico paciente llegaron en un auto supersónico, accedieron a llevar de vuelta a casa a la mujer vieja y despegaron como balas.   Aparentemente tomaron el mismo camino, de hecho lograron ver el auto mientras lo dejaban atrás, superándolo en velócidad y ligereza... debió ser justo después de ese tramo, que el auto supersónico tomó otra ruta, probablemente entró a una dimensión paralela, porque a pesar de que todo parecia igual cuando la mujer vieja salió del coche, con el pasar de los días fue notando que en realidad todo era distinto y en ese nuevo mundo que por accidente ahora habitaba, nunca más volvio a ver al hombre mayor, con quien por tantos ratos jugara a ser niña.




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