"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



sábado, 11 de febrero de 2012

En grata compañía

Con alma y cuerpo restablecidos, Sonia decidió hacer rendir su experiencia atesorando la lección. Tras cuatro décadas de descalabros, había aprendido a respetar sus errores, analizándolos con la debida claridad para evitar repetirlos. Esa claridad, ofuscada por su ego tantas veces, era más sencillo encontrarla consultando a los sabios que animaban su ruta. Había un sabio para cada ocasión, y el adecuado sin duda para esta, era un Kamaleón dorado que habitaba en un castillo de esmeralda.

Aquel singular bicho superdotado, veía la vida siempre desde una perspectiva relajada, bondadosa y graciosa. Creía férreamente en sí mismo, y esa confianza, núcleo a su ver de cualquier historia en el universo, era la que intentaba transmitir a su despistada discípula, que si bien no entendía nunca todo lo que le decía, siempre descubría un poquito de sí misma en las máximas Kamaleónicas, razón por la cual siempre le consultaba.

Para esta ocasión el mensaje no fue muy diferente, pero sí mucho más enérgico... el sabio dorado empezaba a cansarse del afán desmedido de Sonia por entregar su vida sin límites a sus enamorados, perdiendo control de su energía, de sus objetivos y de su historia misma. Se encontraba ya a la mitad del camino muy probablemente, era el momento preciso para intentar enseñarle de una vez por todas, que "nuestra vida es nuestra y no podemos darla en concesión para cualquier uso".

Sonia escuchó con respeto y comprendió la verdad de lo que le decía el sabio... finalmente se percataba de cuánto tiempo y esfuerzo había dedicado desde siempre a observar a otros, perdiendo en ese intento, la capacidad de conocerse a sí misma en toda su realidad y valía. Viéndolo de esa manera, estar sola no era otra cosa, que estar "en grata compañía".


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tu, ¿qué cuentas?