"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



domingo, 10 de junio de 2012

Carnage, un Dios Salvaje

Este fin de semana "me dí la oportunidad" de ver "Carnage" (Un Dios Salvaje, su título en México), de Roman Polanski.
Procuro no perderme nunca un largometraje del controvertido director franco-polaco, pues siempre me resulta seductora su forma tan única de dar matices a los dramas que viven sus personajes. Ese ceceo casi imperceptible con el que pincela los escenarios donde se desenvuelven, retándote siempre a contemplar cada detalle, pues es sabido para quienes lo seguimos, que la tímida violeta colocada en el borde de la ventana, puede convertirse en algún momento de la trama, en protagonista de la historia al menos por un momento.
Esta sinfonía de sutilezas no falta por supuesto en "Carnage", máxime aún cuando se trata de una pieza teatral adaptada para el cine, desarrollada en unidad de tiempo y espacio.
El desarrollo de un diálogo en apariencia plano y constantemente enervante, de dos matrimonios tratando de conciliar sus diferencias, tras una disputa entre sus respectivos hijos varones, es el pretexto para fotografiar casi todos los matices de la naturaleza humana, en su parte femenina y masculina. Ellos solos se van metiendo, con ceguera obstinada, dentro de una trampa de convivencia social, donde finalmente se ven forzados a pasar de su yo más aparente, a su yo más expuesto y visceral. A la intimidad absoluta de sus personas, que aflora ansiosa de expresar toda la rabia, frustración, desacuerdo, debilidad y miedo guardado tras la careta de la convivencia civilizada, conciliadora y políticamente correcta que intentaban lograr en un primer momento.
Sólo cuatro grandes del manejo histriónico podrían presentarse para asumir este reto, tan a la "Doce hombres en pugna", ya que la falta de acción y desplazamiento de escena, requería de actores grandemente dotados de elocuencia vocal, gestual y presencia... maestros a fin de cuentas de los sutiles matices, al igual que su director. Así pues Kate Winslet, Jodie Foster, Cristoph Waltz y el sorprendente John C. Reily, logran casi sin esfuerzo mantenerte absolutamente absorto en su desquiciante discusión. Construyen con gracia un callejón sin salida hecho de terquedades, sólo para al final dejarnos ver, como siempre que lo intentamos con demasiado ahínco, lo único que logramos es complicar lo que era simple, sufrir inecesariamente, agotarnos buscando solución a lo que ya se estaba solucionando....
Don´t try to hard, suelen decir los norteamericanos, verdad invaluable aporta gran paz, a tantos seres humanos, que un día sí y otro también, nos tomamos tan en serio, autómatas del miedo nos aferramos a nuestras creencias y elucubradas "soluciones", sin darnos cuenta de que la vida siempre sigue su curso... es mucho más ligera y felíz de lo que intentamos que parezca.
Dos silentes escenas al inicio y final del film nos hacen patente el fin de la obra, con la suavidad casi desesperante tan propia de Polanski.
Serena belleza...


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