"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



miércoles, 2 de octubre de 2013

Hometown

Vamos a escribir de nuevo... ¿qué les parece? Un buen rato sin manifestar mi ser en este espacio y creo que viene siendo buen momento para recomenzar.
He de confesar que me siento muy nerviosa.. "como un pulpo en un garage", dirían mis amigas españolas...pero aún así lo intentaremos, me apetece reconocerme a través de mis dedos.
Al parecer Clare W. Graves tenía razón y el desarrollo humano se desenvuelve en espiral, "volviendo a pasar por el mismo punto, desde momentos de madurez diferentes".
En mi caso, puedo decir que en el transcurso de estos dos últimos años, he muerto y he nacido unas tres veces y cada muerte ha tenido un sabor distinto, cada alumbramiento lo he recorrido a través de un canal nuevo... eso sí, para que quede bien fortalecido mi sentido de pertenencia, me he muerto y he nacido todas las veces en el mismo lugar donde biológicamente nací por primera vez.
Es gracioso, nunca sentí particular aprecio y menos orgullo por el lugar donde ví la vida... Envidiaba a todos mis primos por haber nacido en lugares con más categoría... y esta sensación me causaba gran debilidad. Pensé que la solución era escribir mi historia en lugares que me resultaran más admirables y así lo hice por 23 años. Sagitario al fin, recorrí bastantes ciudades hermosas en busca de mi fuerza, hasta que un día me rompí en mil pedazos y sin mucha conciencia regresé al lugar donde nací.
Yo misma no lo entendía, no había nadie quien me esperara aquí para darme hogar, fuera de entrañables amigos y algunos tíos paternos, cercanos en sangre pero nada más... Mucha gente me preguntaba sorprendida, que carambas hacía de regreso en mi pueblo. Tampoco les hacía mucha lógica dadas las circunstancias... y yo entre nubarrones de confusión siempre contestaba que había regresado como las ballenas, a morirme... o porque sentía que me moría. Y si bien hubo muchos otros factores que influyeron en mi decisión, la raíz de mi motivación sí era precisa.
Hacía falta reencontrar mi niñez, sentir el aroma de mi viejo colegio, añorar los domicilios que fueron mi hogar, llorar a mis padres y echar muchos litros de miel sobre sus lápidas para cerrar esa herida. Vaya que dolía!! Pasé muchos años haciendome la ruda para ocultar mi dolor, y el sinvergüenza encontró la forma de salir furioso, destrozando practicamente todos los frutos de mi vida afectiva, laboral y social... "Abortos energéticos" en cadena daban muestra de que algo andaba mal, pero yo me empeñaba en adjudicarle el fracaso a la mala suerte.
No le quedó más remedio a la Vida que hacerme perderlo TODO para que enfrentara mi realidad, y aún así me han sido necesarias tres muertes. "Necia como ware", diría un buen amigo...
Pero bueno, 39 años de dureza de corazón no se ablandan a la primera... ni remedio, hacía falta meter cincel y darle duro.
Vamos creciendo de a poco, un día a la vez con más centro, más fuerza, más amor, más alegría, más fe. Minuto a minuto reconociendo en humilde agradecimiento que yo no he hecho mucho por mi vida, pero la Vida no ha dejado de colmarme de caricias, regalos y mimos.
Aún con mi familia rota y sin boleto de regreso en la mano, pero hora tras hora, más sana y un poquito más sincera conmigo misma. Mi desarrollo personal va a su ritmo... misterioso, lento pero bello al fin de cuentas.
Lo que sí ya es un hecho es que ya he logrado amar a mi pueblo. Amo sus arboles, su aire fresco, sus calle viejas mal cuidadas, sus calles nuevas mal planeadas, su sociedad de base tan peculiar, sus fuereños nuevos tan coloridos, sus familias de abolengo con historias estraordinarias de progreso y riqueza, mis tíos, la leyenda de mi familia, la leyenda de mi mejor amigo (que vaya que lo supera en gracia y colorido), el chismorrerío, sus mujeres guapas, sus hombres simpáticos, su río, su grilla, sus aguacates, los amigos.... Los invaluables y hermosos amigos, complices de infancia a los que veo poco, complices de presente a los que veo mucho. Astutos, valientes, perspicaces, tradicionales, luchones, prósperos, peleones, tan míos y tan de nadie.
Nunca me ha faltado la bendición de un buen amigo... en cada ciudad que he recorrido, siempre ha habido un extraño íntimo que me dé abrigo... Muchas veces los he defraudado y eso me ha costado mucho perdonarmelo, ahora espero estar lo suficientemente fuerte para no defraudar más a mis amigos. Es posible que lo esté... mis piernas están más fuertes, y ya no envidio ni a los Collado-Araujo, ni a los Araujo-Treviño, ni a los Amparanes, ni a los Macías.... Me gusta mucho decir que soy de Uruapan Michoacán y agradezco a mi tierra cada luz y cada sombra de su hermoso paisaje. Eso sin lugar a dudas, da fuerza.  :)


 

6 comentarios:

  1. Que bella manera de describir tu historia, fuiste y seguirás siendo siempre una gran guerrera. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Que gusto volver a leerte!
    Paco

    ResponderEliminar
  3. Amada, extrañada y admirada como nunk y como siempre... Espero ansiosa volver a compartir mis aceitunas navideñas contigo!!! Te quiero!!!

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno! Que bien que hayas vuelto a escribir, a reencontrar tus origenes... Te mando un fuerte abrazo! ADA

    ResponderEliminar

Y tu, ¿qué cuentas?