"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



jueves, 21 de octubre de 2010

Desayuno: Licuado de yoghurt con plátano y granola. Café negro

Hoy he comenzado el día con la determinada a que todo saliera bien. Siguiendo la recomendación de Spiderman dejé de presionar al mundo, le dí un portazo a la melancolía y me puse en acción.

Las angustias alentan y la lentitud acumula pendientes. Tenía demasiadas cosas qué hacer, por lo que opté por un desayuno completo pero rápido. Vertí en la licuadora un vaso pequeño de yogurt natural, medio vaso de agua, un plátano muy maduro y un puño de granola. Solo dos vueltas de motor para que la granola no se deshiciera demasiado, mi fijación oral requiere la acción de masticar, aunque sea un poco, para sentirme satisfecha. No se alimentarme sólo de líquidos, sin "crunch, crunch", no hay "yum, yum" para mí.

Mi arreglo fue simple y rápido igualmente. Jeans, camiseta negra, las plataformas prohibidas, un poco de polvo y rimel. Me arreglo el cabello con mousse esta vez para no perder tiempo en secarlo. Me doy un tiempo para anotar cada una de las actividades que necesito completar hoy; arreglo mis papeles, mi bolso y salgo al garage.

Una libelula de buena fortuna se me cruza justo al arrancar el coche y el sol que cae de lleno, luminoso y felíz, le pone más brillo a sus frágiles alas. Es la confirmación de la naturaleza: Hoy va a ser un muy buen día.

Las primeras cinco tareas del día son trámites y siguiendo la tendencia de los ultimos cinco días, no fluyen. Las negativas y trabas empiezan a aparecer impidiéndome poner palomita a mi checklist del día. Estoy serena y no me enojo ni me desespero, pero la carrera contra el reloj se ve más apretada ante tanto impedimento. En el trayencto de la oficina del Ministerio Publico a la aseguradora, la Astrología se me viene a la mente. ¿Y si mis planetas no están alineados y por eso no logro conseguir mis propositos esta semana? Es sólo una duda, no me siento ni derrotada ni enojada, pero necesito cuestionarlo.

En ese momento otra libelula cruza frente al parabrisas de mi auto y sigo mi camino. El trámite número cuatro del día otra vez se está trabando. Tengo la claridad y ecuanimidad necesarias para pedirle al oficinista que lo revise de nuevo, que busque opciones, que llame a su jefe si es necesario. Mi demanda es serena y educada pero insistente y finalmente logro mi objetivo. La solución se encuentra y mi trámite concluye exitoso. Al parecer sí tengo poder para alinear mis planetas y este está siendo un gran día.

Me encamino al banco, apenas estoy cruzando la calle en dirección a la puerta y veo cómo un hombre de mi edad, más o menos, que está a punto de salir,  espera hasta que yo cruzo y alcanzo el portal del local con la puerta abierta para que yo pase. Al parecer este día está decidido a romper todas mis objeciones negativas, yo que ayer pensaba en todos los machos patanes que hay en este mundo, ahora me encuentro con un portero espontáneo que retrasa su marcha para evitarme el trabajo de empujar la puerta de un banco. Me gusta que me hagan cambiar de opinión con este tipo de gestos.

A partir de este momento todo fluye normalmente y veo mi lista llenarse alegre de palomitas y OK´s. Me siento además de serena muy contenta. Mis treintas no me están decepcionando para nada.

Cuando era una veitieañera atribulada, tenía la idea fija de que al alcanzar los treinta me sentiría muy plena y centrada. No sé si por accidente o providencia, casi todas las treiteañeras con las que tenía contacto en aquella epoca lucían guapas, serenas y dueñas de sí mismas, sin importar las dificultades que las asaltaran. Cuando les manifestaba mi teoría, se reían y me decían que aprovechara la belleza de la juventud, porque la gravedad era despiadada.

Los treintas me tocaron y conforme avanzan se confirman las dos teorías. Es cierto, la gravedad es despiadada, pero también yo tenía razón y estoy mucho más plena y centrada. Tan dueña de mi misma, que soy capaz de hacer lo que nunca antes me atreví a hacer: Creer que puedo determinar el éxito de lo que hago y tener la serenidad suficiente para insistir y no conformarme con negativas. De pilón hasta me abren las puertas y me ceden el paso.

Tuve razón: La libélula fue un buen augurio y mi decisión me hizo tener un fabuloso y fructífero día.

1 comentario:

  1. Que gusto oirte positiva y viendo que todo sale bien incluso has tenido la ilusion de pensar que no todos somos machos patanes (quizas te equivocas LOL ) Saludos!!!!
    Frase culta: Sin "crunch crunch" no hay " yum yum " Es bueno que precises que hablas de comer porque sino mi mente de macho patan me habria hecho pensar en otra cosa ;)

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