Sabia desobediencia

Los sentimientos pueden ser traicioneros, especialmente los volátiles, esos que no se arraigan convirtiéndose en estados de ánimo o paralizando momentáneamente la vida. Ayer por ejemplo me sentí un poco rara todo el día, más nerviosa de lo regular, sin embargo hice mi mejor esfuerzo por seguir mi ritmo de vida de forma normal...

Trabajo contra reloj toda la mañana, comida con mis compañeros de trabajo para celebrar dos cumpleaños de colegas tomando como escenario un hermoso lago y en la noche una velada a las faldas de un cerro encantado para celebrar el cumpleaños de  un amigo muy querido... y de paso el cumple de mi fallecida madre fue recordado igualmente... Mucho aire puro, mucho contacto con la tierra, la hierba, el cielo, el sol, la luna y las estrellas... Mucha vida al rededor y muchas risas; anécdotas nuevas y antigüas; historias graciosas y misteriosas... todo mientras yo no terminaba de sentirme del todo convencida de estar pasándomela bien, hasta que esta mañana al despertar, lo tuve muy claro... Pasé un gran día, mi cuerpo lo decía, mi mente lo decía, mi ánimo lo decía, ahora sí sin lugar a duda.  Me dió gusto no haber cedido a mi sentimiento natural e intentar aprovechar el día... fue una buena idea y seguirá siendo siempre una buena idea, mantener el dominio sobre cualquier sensación de baja energía, sin violentar nada en el interior desde luego, con la suavidad de un profundo respiro, con la claridad de una mente serena.