"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



viernes, 10 de diciembre de 2010

Vestida de blanco

Esta mañana empezó envuelta en una gran confusión, el cansancio de la semana, que incluyo varias noches en vela por trabajo, pesaba en mis cienes que retumbaban produciéndome una terrible jaqueca. Sin embargo sentí ansías por empezar mi trabajo, que tengo mucho, un poco de histeria ante la imperante necesidad de ejecutar en el acto varias labores domesticas, y una extraña urgencia de revolución.

Dejé de ser un animal político por allá del 2004, después de leer el Libro de la Maestría del amor de Ruiz. Antes de eso devoraba periódicos y revistas, armaba proyectos de nación en mi cabeza, reformas legislativas e incluso pensé en formar un ejercito de mujeres seductoras, a las que convertiría en maestras de la manipulación y la programación neuro lingüística, poseedoras de hermosos cuerpos, sugerentes miradas así como la habilidad necesaria para hacerse amantes de todos los políticos de peso del país, a fin de manipularlos para que por fin trabajaran y se ejecutaran cambios. El escuadrón de mis Mataharis estaba destinado a lograr la más profunda revolución silenciosa para mi nación, así como la más efectiva.

Los lunes llegaba siempre temprano a casa para ver Primer Plano y soñaba en un príncipe azul muy parecido a Federico Reyes Heroles o a Jesús Silva-Herzog Marques.... Me imaginaba que sería la mujer más dichosa si fuera la esposa de un analista político parecido a cualquiera de los dos, e incluso me parecían sexys.

Llegué incluso a enlistarme en las filas del Partido Social demócrata e ilusamente creí que la nación estaba preparada para enterrar, para siempre, a dinosaurios, grilleros y aviadores. Lista desde mi perspectiva, para alienar a estos parásitos para siempre, a base de dedicación, trabajo y la claridad de un proyecto de país equilibrado, capaz de integrar progreso económico y justicia social en fases paulatinas pero constantes.

Conforme mis ímpetus se enardecían, la frustración me consumía y la zángana realidad de mi colectivo me abofeteaba constantemente, dejando caer por suelo todas mis expectativas.

Ahí me topé con el libro de Ruiz, y decidí dejar de pensar en salvar al mundo y responsabilizarme únicamente por mi misma. Bajo esa premisa he vivido los últimos años, sin dejar de observar la insultante realidad de mi país, pero evitando que me robe la calma. En este talante, la semana pasada le respondí a un amigo que angustiado me decía:
- ¿Qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos Chiu?
No sé él dónde estaría, ni lo que provocó que esta pregunta le aguijoneara la mente, pero yo estaba sentada frente al mar contemplando las estrellas, así que espontáneamente le respondí:
- Un mundo caótico, cubierto de un manto de estrellas. Por eso hay que enseñar a los enanos a aprender a mirar pa´arriba

Lo que menos debemos procurar, es permanecer en este estado de indiferencia que es lo que nos ha llevado a que ahora tantas bombas de tiempo nos estallen en la cara, sin embargo, inculcar en los niños la certeza de triunfo y bienestar en la vida, puede ser un camino para formar generaciones valientes, determinadas y confiadas para plantear objetivos y luchar por ellos. Por que hemos de ser honestos, la cobardía de Godoy hoy en Michoacán, es fruto de la cobardía colectiva, que le permitio a sin vergüenzas como él, tener los puestos de mando. Y por supuesto que no es el único.

Hoy tuve necesidad de vestirme de blanco, no porque pretenda exhimir mi parte de responsabilidad en esta crisis, sino porque desde la impotencia que por por indiferencia y cobardía, he hecho crecer con los años, lo único que me queda es mirar pa´arriba y pedir paz.

2 comentarios:

Y tu, ¿qué cuentas?