"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



domingo, 5 de junio de 2011

Brillar con luz propia

En estas horas de desencuentro que he pasado, el dolor, las circunstancias y mis guías me han llevado a verme al espejo con luz nueva, descubriendo rasgos de mi misma que nunca antes contemplé. Reconocer que había brillado con luz prestada, fue uno de los ángulos que nunca imaginé poseer. Yo que tan "yo" me sentía, tuve que reconocer, que absorbía energía para brillar de quienes me rodeaban. Resulté ser uno de esos vampiros energéticos, que con discreto desdén despreciaba.
Quien me enfrentó a mi misma para reconocerlo, me hizo un doble regalo: Forzarme a encontrar mi centro de poder para empezar mi vida brillando con luz propia y atesorar aquella sabía premisa que alguna vez Lucero Sónico me propuso como máxima de vida: NO JUZGAR
La vida es un paseo por un bosque en tinieblas, en el que la espesura de la obscuridad limita nuestra visión del entorno moderadamente y nubla casi por completo la visión de uno mismo. Mientras avanzas, encuentras claros que te permiten hacerte una idea de lo que hay en el camino, pero la urgencia de saber en donde estás para continuar la marcha hacia el "destino", pocas veces te deja tiempo para contemplar tus propias manos. Así, que si tan poco sabes de quien eres y las pasiones enmascaradas que impulsan tu ego, lo más sabio será que no juzgues, pues muy probablemente aquello que repruebes sea lo mismo que tu haces, aunque el matiz sea diferente. La postura sabia del humilde es contemplar y aprender sin emitir juicio, se mantiene en el justo balance del que no admira ni repudia; no aprueba ni reprueba... simplemente vive, camina, progresa, con la mirada serena del que no permite la afección de la pasión.
"En la feria que atraviesas, no intentes encontrar ningún amigo. Tampoco busques sólido refugio. Con ánima valiente, acepta el dolor sin la esperanza de un remedio que no existe. Sonríe en la desgracia y no pidas a nadie que te sonría: perderás el tiempo".
Omar Khayyám


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