"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



sábado, 30 de julio de 2011

Marcha de Calaveras: Despertar conciencia (Invertir en sanar)

Vivo en un país hermoso, que cada mañana me da la bienvenida a la vida con un cielo esplendoroso, árboles color esmeralda, exuberantemente vivos, mares turquesas que besan playas doradas y algunas otras blancas como márfil. Un país situado en una tierra generosa, donde cada uno de sus frutos, regalan a mi paladar explosiones de sabor multicolor y nutren mi cuerpo con bondad energética.

Este país mío tan basto, rico y amado sufre dos situaciones hermanas que laceran nuestra vida: La pobreza patrimonial y moral de muchos de sus pobladores, asociada a ya casi una década de lucha sanguínaria ligada al crimen organizado.

La pobreza patrimonial y moral, fue incubadora de lo segundo. Dejamos crecer a la par pobreza y crimen hasta desbordarse y hoy sufrimos las consecuencias todos, porque TODOS fuimos partícipes de su gestación. De manera activa o pasiva; aliados a ellos o en la pretensiosa indiferencia, del que que cree que esa "mierda" no lo va a alcanzar, la verdad es que no habemos adultos mexicanos, que podamos deslindarnos de la responsabilidad por lo que ahora vivimos.

Por tanto, hoy todos sufrimos con los titulares de los períodicos, viendo como un día sí y otro también, la sangre de propios y extraños es derramada sin ninguna economía, marcando presente y futuro de miles de familias, que ven sus historias laceradas por la violencia.

La cuestión es que nos los matan a todos. No importa ya si están implicados en el crimen o no; para ser precisos, nunca importó, la realidad es que vemos la ira irracional actuar impetuosa y arrasar todo lo que se pone a su paso. Se destruye el presente y aún más catastrófico, se deja la semilla de violencia sembrada, para que vuelva a brotar, con mayor virulencia, en las próximas generaciones. Porque el dolor, la humillación, el afán de venganza son raices amargas, muy difíciles de arrancar de la historia de un alma o del alma toda de una familia.

Albert Einstein decía que no servirá de nada limitar la creación o comercialización de instrumentos de destrucción, mientras no se logre sanar el origen del mal. Nuestra situación actual, pone en absoluto manifiesto la veracidad de esa reflexión. Estamos en un punto en el que nos urge crear una nueva vía: La indiferencia de años no es opción; la lucha frontal sectaria tampoco.

Todo parece que es momento de invertir a largo plazo. Invertir en fuentes de saneamiento social desde la raíz; cambiar la indiferencia egocentrica, en participación ciudadana; los paliativos de labor social, por educación y fuentes de trabajo; el dinero que fácil crece y fácil se evapora, por producción sólida; la vida en evasión por el compromiso sereno de forjar la propia historia.

Nosotros damos como primer paso de nuestra opción por la participación ciudadana, la organización de una marcha, que en la mente de los organizadores es más bien un acto psicomágico en el que buscamos despertar nuestra conciencia y la de nuestra comunidad, a la atroz realidad de la muerte violenta, en cualquiera de sus ámbitos.

La muerte violenta destruye y crea dolores milenarios. Cada asesinato paraliza la vida toda de nuestra realidad colectiva: Disminuye nuestra creatividad, engarrota la fuerza emprendedora, paraliza con miedo neurótico la enonomía, la vida social y el desarrollo civil de nuestras comunidades. La muerte violenta aplasta y disminuye el alma.

Por eso nos reuniremos 40 mil almas, y nos vestiremos de muerte y avanzaremos en una marcha que tiene como principal objetivo, sacudir nuestra conciencia: No pases tus días en la indiferencia, limitandote a mentarle la madre al gobierno porque tu negocio no produce, porque tu arte no es apoyado, porque tu pequeño no aprende nada en la escuela y ya tiene planeado "de grande" ser sicario y tener muchos billetes rojos. Da un primer paso, has que tu presencia se note en tu sociedad haciendo un homenaje a los 40 mil caídos por crímenes violentos en los últimos 5 años. Vístete con su muerte, hazla tuya y con ese acto firma un pacto personal de nunca más matar con indiferencia.

Esta marcha fue el resultado de la pregunta de un joven mexicano a Jodorowski en el tweeter. Un joven de apenas veintitantos años, que como tu y como yo, amaneció con dolor en el estomago al ver a su alrededor tanta sangre derramada. Jodorowski le dió por solución este acto, que no viene a ser otra cosa que lo que ya dijimos: Despertar la conciencia e invertir en sanar.

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