"La vida es demasiado fabulosa, para ser fabulada"
Dominique La Pierre



jueves, 17 de junio de 2010

BURBUJA

Burbuja y yo nos conocimos en segundo de secundaría. Me costó un poco colarme en su vida, pero una vez que lo conseguí, ya no pudo librarse de mí hasta que las monjas me raptaron.
Burbuja se convirtió en mucho más que mi amiga, era una poderosa super heroína llegada del futuro para llenar de "dulces, flores y muchos colores", mi atribulada adolescencia.
Estabamos juntas prácticamente la mitad del día, ó más si me iba a comer con ella. Sin embargo, apenas llegar a casa, asaltábamos el cajón de postales de nuestros padres y nos narrábamos fantásticos viajes, inspirados en las imágenes que encontrábamos.
Ella procuraba escribirme en Inglés, para ver si así dejaba de reprobar idiomas. Yo garabateaba en español o "franñol", según se encontrará cerca o lejos el libro de francés de mi madre.
A la mañana siguiente nos echábamos en la mochila las respectivas epístolas y ahí se quedaban hasta salir del cole, para hacerla más de emoción.
Burbuja era una niña muy aplicada y a ratos se convertía en mi madre intentándo persuadirme de las ventajas de pasar matemáticas y dejar de presentar extraordinarios de mecanografía. Hizo de todo para sacarme de mi letargo estudiantil, desde sesiones de estudio en equipo, hasta un divertido sistema para tomar notas con plumones de colores. Intentaba volver mis apuntes divertidos y llamar mi atención a los cuadernos, para que subiera mis notas. Esfuerzo por demás infructuoso, en esos días de irremediable letargo para esta hormonal Chiu...
Cuando hurtamos todas las postales del cajón de nuestros padres, empezamos a intercambiar dibujos. Propio en su naturaleza de muñequita animada, Burbuja dibujaba espectacularmente. Sabía dar profundiad y volumen a todas sus obras, mezclando colores, plumones, crayolas y en ocasiones hasta gises. Aún ahora, después de 21 años, yo conservo un Oso y un Garfield glotón, vibrantes de color con la firma de su autora en una orilla: "Burbuja ;)".
Burbuja además bailaba con gran gracia y dominaba el arte del "Super Punk" como pocas. Hubo un día sin embargo, en que bailo después de un paseo al Paricutín y no necesito ningún spray para adherezar su flequillo... Llegamos tan tarde y tan llenos de tierra, que con un simple crepeé, el flequillo se paró al instante haciendo las delicias de Robert Smith de tan perfecto.
Ustedes se preguntarán, cómo era que si yo no era aplicada, no sabía dibujar y menos bailar podía ser amiga de la efervescente Burbuja?
Muy fácil, las dos soñabamos con recorrer el mundo. Mandarnos postales de los lugares visitados con nuestra imaginación, nos trasportaba a ellos enraizando la promesa de pisarlos en vivo algún día.
Cuando hace un par de meses me encontré de nuevo, flotando en el ciber espacio a mi adorada Burbuja, una rápida mirada a algunas fotos, me dió la prueba de que el sueño se había concretado. Mejor aún, yo he ido a unos que ella no y viceversa. De haber seguido en contacto, nuestra colección de postales sería envidiable.
Hace poco un amigo me decía, que hemos de ser muy cuidadosos para incentivar la permanencia de las buenas amistades en la vida de nuestros hijos y astutos para alejar a las malas, sin violentar su voluntad. Y es que los juegos son ensayos de vida. Con amigos buenos, los ensayos serán prometedores.... con amigos malos, lo dudo.
Si bien Burbuja no vió los resultados de su buena influencia en mi vida, de manera inmediata, tengo que asegurarle que cada semilla dió su fruto. En el internado me volví  la más aplicada siguiendo su método de estudio; mis notas fueron las más coloridas y claras.... Mis viajes, los más "burbujeantes".

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